Tomar el paro del 10 en manos de los trabajadores y reclamar continuidad
La situación del pueblo trabajador no se aguanta más. A los despidos en el Estado y el sector privado, la depreciación del salario y las jubilaciones, la carestía de los productos de primera necesidad y la recesión, se suman sucesivos golpes a los bolsillos obreros, populares y de sectores medios, con tarifazos, aumentos en los combustibles y liquidación de programas sociales. Sobre la destrucción de miles de puestos de trabajo y la precarización laboral, el gobierno anuncia nuevos despidos en el Estado, y despliega una creciente política de criminalización de la protesta y represión a los jubilados y otros sectores que luchan.
El gobierno ultraderechista de Milei pretende profundizar el ajuste, el régimen autoritario y avanzar en implementar reformas reaccionarias para liquidar conquistas históricas del pueblo trabajador, con el apoyo de la oposición conservadora, del PJ que le vota leyes y de la burocracia sindical, que ha dejado pasar sin medidas centralizadas el ajuste, quedando la responsabilidad de enfrentarlo en manos de los trabajadores y los sectores combativos que han venido resistiendo con paros, marchas, protestas que los dirigentes se han negado a articular. La bronca crece y se suceden conflictos por salario y despidos en reparticiones estatales, en empresas como FATE, en la salud como el Hospital Garrahan, los judiciales en Córdoba y los docentes en Chubut, Misiones, Tierra del Fuego, entre otras luchas.
La caldera popular se viene recalentando desde el 1F, que respondió en las calles al discurso reaccionario de Milei. Se suceden los miércoles con los jubilados a la cabeza que canalizan parte de las luchas sectoriales y que empezaron a ponerle coto a la propia represión de Bullrich y su banda. Y el multitudinario 24M con la Plaza unitaria se transformó en una potente respuesta no solo a la política negacionista sino al ajuste y la entrega que se pretende corporizar en un nuevo acuerdo de hipoteca con el FMI.
Ante esta alta tensión social, la CGT convocó a parar el jueves 10 y anunció que movilizará el 9 al Congreso “en respaldo a los jubilados”. Si bien es más que necesario un paro nacional ante tamaño ataque y desde el MST- ANCLA y nuestras agrupaciones sindicales vamos a trabajar desde abajo para ayudar a que se garantice, somos muy críticos y no tenemos ninguna confianza en esta dirigencia de la CGT que lanza un paro tardío, dominguero, pasivo y sin ninguna continuidad.
Este paro llega muy tarde, después de haber pasado miles de despidos, reventado el salario y consolidado la recesión. Hace casi un año del último paro nacional, también arrancado por la bronca y las movilizaciones contra una Ley Ómnibus, que fue la Ley Bases, que se podía haber derrotado definitivamente si se lanzaba un verdadero plan de lucha, ya que había una gran disposición a la lucha de los trabajadores. Llega también después que esta dirigencia atornillada desde hace años a sus sillones sindicales, se la pasó transando con las patronales reprogramaciones productivas y suspensiones para salvar las ganancias empresariales y negociando una reforma laboral con el gobierno del Milei. A la dirigencia de ambas CTA, que también debió sumarse a la medida, les cabe una responsabilidad similar por la inacción o las medidas muy parciales o testimoniales, cuando Milei y sus secuaces, cerraron reparticiones y devaluaron los salarios. La mayoría de sindicatos llama a adherir, mostrando que la bronca es generalizada. La UTA, ya confirmó que no será parte de la medida escudándose en la conciliación obligatoria, una nueva traición a la lucha obrera.
Es un paro pasivo, destinado a descomprimir, sin continuidad y al servicio de posicionarse frente a las presiones de la base. Pero también vemos que esta CGT se preocupa más por la interna caníbal del PJ y las necesidades de sectores patronales ligados al mercado interno que reclaman su tajada frente a la depredación mileista que favorece prioritariamente a los sectores más concentrados y ligados al gran capital multinacional. Y con un programa difuso, donde solo se detalla el fondo de las obras sociales que no son ni del Estado ni las patronales, ni menos un privilegio para estos dirigentes sino plata de los trabajadores.
Por ello alertamos que la conducción en manos de esta dirigencia no va a trabajar por el paro que hace falta ni menos la huelga general para derrotar a Milei y su plan. Somos los activistas, sindicatos, internas y delegados combativos, junto a las agrupaciones antiburocráticas y de izquierda, que tenemos que dar un paso adelante y llamar a los trabajadores y luchadores a tomar el paro en sus manos, encarando varios desafíos para que el paro sea contundente:
Que la base decida. Reclamar, convocar y organizar asambleas, plenarios abiertos y/o reuniones de activistas en todos los lugares de trabajo y gremios para discutir, votar y organizar el paro. Que la base se involucre, participe en los debates y decisiones. Reclamar que se pare en todos los gremios.
Discutir qué se reclama. En esas asambleas y plenarios hay que discutir y decidir el programa del paro. El paro no solo tiene que ser una gran demostración de bronca contra el gobierno. Hay que discutir y votar el pliego de reclamos de cada lugar y lucha: que se aumenten los salarios, jubilaciones y planes sociales; que se reincorporen todos los despedidos y se prohíban por ley despidos y suspensiones; que se defiendan las condiciones laborales y los convenios progresivos. Para levantarlos en la jornada y exigirle a las direcciones sindicales y a las centrales que los incorporen. Junto a ello hay que reclamar que se derogue el protocolo de Bullrich, se respete el derecho a la protesta y no se concrete el acuerdo con el FMI, que se rompa con ese organismo usurero y esa plata vaya al salario, las jubilaciones, la salud, la educación y los planes sociales. Y que la crisis no la paguemos los trabajadores, los barrios, los jubilados y las mujeres. Que la paguen los ricos y las corporaciones con fuertes impuestos, entre otros puntos.
Por un paro nacional activo. Plantear que el paro sea realmente activo. La CGT llama por los diarios, no mueve un dedo para organizarlo y el 10 no hay movilizaciones, cortes y acciones para potenciarlo y preparar su continuidad. En todo el país en la medida de las condiciones de cada lugar hay que llamar a la unidad de acción para realizar acciones.
Movilizar el 9 con los jubilados el sindicalismo combativo y la izquierda. La CGT llama a movilizar en apoyo a los jubilados el miércoles 9. No es la primera vez que hacen un esfuerzo mínimo a la hora de salir a las calles. No sirve que se laven la cara detrás de los heroicos jubilados y sus organizaciones que pelean y enfrentan la represión cada miércoles. El 9 hay que movilizar con los jubilados a la cabeza, conformando una columna independiente con el sindicalismo combativo y demás sectores en lucha, para garantizar masividad, levantar los reclamos obreros y populares, que se vaya Bullrich y plantear con fuerza que Milei se tiene que ir y reclamar continuidad.
Reclamar continuidad con un Plan de lucha. Esta acción no puede quedar aislada. Como sucedió después de los paros generales de enero y mayo de 2024, que se pagó con más despidos, miseria y pérdida de conquistas. Rechazamos que las medidas sean para descomprimir y que después las centrales vuelvan a dormir la siesta. El paro tiene que ser el inicio de un plan de lucha hasta derrotar al gobierno y su plan. La continuidad es necesaria, para que el gobierno no se recomponga después del golpe que reciba y para ello son necesarias medidas progresivas en el camino de preparar la huelga general que se necesita.
Estos dirigentes no van más. Por una nueva dirección. Ni un gramo de confianza en estos dirigentes. Mientras preparamos este paro, tenemos que seguir discutiendo lo que cada vez más es un reclamo desde abajo: estos dirigentes no van más. No va más que dejen solos a los trabajadores, que hagan medidas una vez por año y para cumplir cuando las papas queman. Hay que barrer con esta vieja dirigencia y pelear por una nueva dirección y un nuevo modelo sindical democrático y combativo. Basta de verticalismo y dirigentes vendidos que están años y años en los cargos, transando y haciéndose millonarios y se olvidan de los reclamos de la base. Se necesita construir una nueva central donde la base decida, donde el sindicalismo combativo esté al frente, donde el activismo que surge en las luchas y pone el cuerpo sean los protagonistas.
El MST, nuestra corriente sindical ANCLA, en todos los lugares de trabajo, internas y sindicatos donde tenemos presencia y roles dirigentes, vamos a llevar esta política integral para que la medida se transforme en un duro golpe contra Milei y en las provincias contra los gobernadores de todo pelaje que llevan a delante el mismo ajuste. Y convocamos a tomar el paro en nuestras manos. Sobra disposición a la lucha entre los trabajadores. Preparemos un parazo el 10. Manos a la obra.