Racing pasó de la ilusión que le generó el debut en la Copa Libertadores, en el que había goleado a Fortaleza en Brasil, al desencanto por la derrota como local contra Bucaramanga, que pisó fuerte en el Cilindro de Avellaneda, se impuso por 2-1 con goles de los argentinos Luciano Pons y Fabián Sambueza –la figura– y desnudó varias debilidades de la Academia. Pese al espasmo del final, el gol de Martín Barrios en tiempo adicional, el equipo dirigido por Gustavo Costas lució como las tribunas del estadio: absolutamente vacío.
Sin el empuje de su gente, a raíz de una sanción de Conmebol por el uso de bengalas en la semifinal de la Copa Sudamericana del año pasado frente a Corinthians, el anfitrión no tuvo chispa, perdió el liderazgo del grupo E (su adversario lo superó, con 4 puntos contra 3) y abrió un signo de interrogación respecto al futuro, con la visita a Colo Colo en Chile como próximo compromiso.
Fue muy poco lo que mostró el vigente campeón de la Sudamericana y de la Recopa en la destemplada tarde-noche de Avellaneda, donde apenas durante 10 minutos puso a su rival contra el arco del seguro Aldair Quintana, que respondió con mucha solvencia cada vez que fue exigido. Esas escenas se dieron cuando Racing se plantó en terreno ajeno y logró rematar con peligro, pero después el local no volvió a inquietar hasta el tiempo agregado en la segunda etapa, cuando Barrios sacudió las redes tras un rebote y le dio algo de esperanza. Fue muy poco para un aspirante al título de campeón, cuyas credenciales habían sido exhibidas en la clase de fútbol que había dado en la primera fecha en el norte brasileño.
La Academia fue un compendio de debilidades y errores, motorizados por carencias propias y también por virtudes de Bucaramanga, que hizo circular la pelota con destino certero. Sambueza fue su eje. Partió del centro pero se volvió imposible de detectar para el doble cinco conformado por Agustín Almendra y Santiago Sosa, que no consiguieron reemplazar al tododoterreno Juan Ignacio Nardoni, ausente por una lesión. Sin el ex volante de Unión, Racing no tuvo quite ni despliegue en la zona donde se gesta el juego, por lo que los dirigidos por Leonel Álvarez se adueñaron de la pelota e hicieron correr a los futbolistas académicos, frustrados por la situación.
El propio Sambueza avisó en la primera parte probando la resistencia de Gabriel Arias, que jugó pese a haber sufrido una fisura en una costilla la semana pasada, en el exitoso estreno copero ante Fortaleza. Racing lucía tan descolocado que hasta en las pelotas paradas en favor terminaba en apremios. Excepto por uno en el que Maximiliano Salas casi abrió el marcador y provocó una muy buena tapada de Quintana, en los córneres la Academia sufría contraataques.
Como Sosa y Almendra no hacían pie en el centro del campo, Costas mandó a la cancha a Barrios en el inicio de la mitad final. El uruguayo y Almendra se pararon por delante de Sosa, Nazareno Colombo dejó la cancha y la defensa pasó a conformarse con cuatro futbolistas, incluidos Marco Di Césare y Agustín García Basso en el centro. Recién a los 3 minutos hubo una clara chance para la Academia, pero Adrián Martínez se topó con Quintana, como había ocurrido en el inicio del partido.
Compacto de Racing 1 vs. Bucaramanga 2
A partir de esto todo fue cuesta arriba para el local. A los 8, un centro cayó al área chica, García Basso se desentendió de la marca, Arias no salió y Luciano Pons, de cabeza, abrió la cuenta. Lejos de despertarse, la Academia volvió a tambalear y pagó de la peor manera el tercer tiro de esquina que jugó mal y que otorgó un contraataque al rival. Sambueza, imparable, se valió de que Barrios no cerró, se fue cara a cara con Arias y definió con un derechazo cruzado e inatajable.
Racing usó los cinco cambios, pero nada se modificó favorablemente. Ni el ingreso de Bruno Zuculini ayudó a cortar el juego de Bucaramanga, como tampoco Santiago Solari ni Adrián Balboa le dieron un plus en la ofensiva. El descuento de Barrios le devolvió una mínima esperanza, pero no fue suficiente. La derrota resultó justa y la Copa Libertadores, otra vez, mostró que las dificultades siempre pueden aparecer. Hasta cuando menos se las espera.
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