Temblores que exceden a Cristina

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“Déjenla como está. Que se note”. En la reunión ampliada del PJ del último jueves en la sede de la calle Matheu, alguien propuso retirar la única silla vacía que lucía casi en el centro de la mesa cabecera. La flanqueaban los senadores José Mayans y Lucía Corpacci. La orden fue adjudicada a Máximo Kirchner y Sergio Massa. La presencia de la ausencia correspondía a Axel Kicillof.

Aún es difuso el alcance del reacomodamiento político que provoca la decisión de la Corte Suprema de convalidar la condena por corrupción a Cristina Fernández de Kirchner. Sobre todo en el peronismo, que intenta mostrar cohesión total. La anécdota inicial exhibe ciertas fisuras y límites en esa postal.

Es cierto que los cortocircuitos entre el cristinismo y el gobernador bonaerense se consolidaron en el último año. Y se aceleraron desde hace algunas semanas, cuando Kicillof consagró el anticipo de los comicios provinciales para el 7 de septiembre, contra la postura de CFK y La Cámpora.

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El martes 10 a la tarde, cuando el país había tomado nota de la inminencia del fallo de la Corte, Kicillof pasó unos minutos a verla a Cristina por el PJ. No fue bien recibido. El jueves directamente faltó, aunque se prodigaron las justificaciones. En un escenario donde estaban hasta desplazados del pejotismo como Massa, Juan Grabois o Guillermo Moreno, el vacío kicillofista resultaba protagónico.

Seguramente antes y durante el miércoles 18, cuando la expresidenta se presente en Comodoro Py para ser notificada de su prisión domiciliaria, se multiplicarán las muestras de unidad peronista. Kicillof, otros gobernadores, sindicalistas y dirigentes sociales incluidos.

¿Cuánto durará el efecto del abroquelamiento por adhesión? Según comentan en los alrededores de Cristina, lo necesario para enfrentar juntos a Javier Milei en las elecciones de este año y 2027. Con ella como líder, obviamente. Otras voces internas difieren: creen que es la oportunidad para articular con otros sectores políticos, para los que la incidencia de CFK resultaba un obstáculo insalvable. ¿Otra transversalidad?

Persigue y reinarás. Por estos días, el peronismo ha exacerbado su narrativa persecutoria para mostrarse blindado. Tiene lógica y hasta ejemplos históricos. Y siempre es mejor un relato victimista que explicar irregularidades obscenas en la obra pública durante el ejercicio del gobierno. En este caso, un sistema armado por Néstor Kirchner y heredado por su viuda. Se reprodujo en multimillonarios negocios, traducidos en multiplicidad de causas (Vialidad, Ruta del dinero, Hotesur, Cuadernos, etc.) y extraordinarios crecimientos patrimoniales.

¿Ella pudo cambiarlo? ¿Quiso hacerlo? No pareció: el equipo ejecutor de esa política durante los 12 años K siempre estuvo encabezado por Julio De Vido, procesado y condenado en otras causas, pero absuelto en el expediente Vialidad por el que se penó a Cristina.

Con el fallo de CFK como pretexto, ensayan lanzar la idea de reformular la Corte

Esta curiosidad anima a poner la lupa sobre uno de los flancos débiles del proceso judicial contra CFK que ratificó la Corte. Además del exministro De Vido, tampoco los jefes de Gabinete del kirchnerismo quedaron involucrados en las maniobras de direccionamiento de obras para Lázaro Báez, pese a que ellos firmaban las partidas objetadas. La lista: Alberto Fernández, Massa, Aníbal Fernández, Juan Abal Medina y Jorge Capitanich.

El cristinismo agita además sus sospechas del acoso de la Justicia por una doble vía. Por un lado, como aparente reacción al combate a la “familia judicial” que desarrolló entre 2003 y 2015. Esa trama abusa de una amnesia selectiva, si se toma en cuenta a los jueces, fiscales y camaristas que protegieron a Néstor, Cristina & Cía. antes de dejar el poder. Varios siguen en funciones.

El otro hilo argumental defensivo es que en los tribunales se mide con distinta vara a Cristina y a, por ejemplo, su sucesor en la presidencia, Mauricio Macri. Hay un punto atendible. Pese a que no se detectaron métodos sistémicos de recaudación ilegal en el macrismo, las indagaciones judiciales sobre los escándalos de su gestión (Correo, parques eólicos, espionajes) adquirieron una morosidad o benevolencia inquietantes.

En su rechazo a las quejas que al respecto plantearon los abogados de Cristina, la Corte Suprema evitó negar lo innegable (como el viaje a Lago Escondido de jueces y fiscales invitados por el Grupo Clarín, acérrimo anti-K, o las usuales y amigables visitas de camaristas a la Quinta Presidencial de Olivos en el macrismo), pero detalló la falta de prueba concreta de que ello hubiera afectado este proceso. Los cortesanos Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti dejaron por un momento sus inquinas palaciegas. Terminaron acordando un largo texto resolutivo para refutar a la defensa de la expresidenta. No se metieron en la cuestión de fondo y cuidaron de que se pueda interpretar como una represalia por el fallido juicio político contra ellos en la gestión anterior, que incluyó episodios escabrosos.

Dentro de la Corte se admite la complejidad del caso. En especial, por los tiempos. Así, se evaluó que entrañaba mayores peligros político-institucionales convalidar la pena, que inhibe a CFK de ejercer cargos públicos, antes de que fuera proclamada candidata. O electa.

Habrá que ver si esta decisión sobre Cristina derrama además en un mensaje para el resto de la dirigencia. ¿Debería Macri activar las alertas sobre su suerte futura? Ya mandó preguntar. ¿Y Milei, cuando su influencia pierda peso? El asesorísimo Santiago Caputo, en acción. En los sinuosos pliegues del aparato tribunalicio no faltan quienes son susceptibles a compensaciones y maniobras coercitivas. Especialmente en el fuero federal. Las intrigas avanzan.

Acaso por ese aspiracional de mayor control, en estos días resurgieron movidas de un puñado de operadores judiciales, que representan una amplia paleta de colores. Con el fallo de CFK como pretexto, ensayan relanzar las negociaciones para completar o ampliar la Corte Suprema. Y acelerar las designaciones pendientes en juzgados y fiscalías federales, empezando por la Procuración. Estos serviciales emprendedores, seguramente preocupados por la salud republicana (sin ser ñoños), esbozaron contactos con y en nombre del Gobierno, el macrismo, el PJ y la UCR. La crisis de algunos puede convertirse en una oportunidad para otros. Siempre.

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