Un triunfo que quedará en los libros de historia: Al Hilal derrotó 2-0 a Pachuca y, beneficiado por el empate del Salzburgo frente al Real Madrid, consiguió el pasaje a los octavos de final del Mundial de Clubes. Para el equipo saudí, se trata de un paso significativo que consolida su creciente protagonismo en el fútbol internacional, más allá de que el rendimiento colectivo tuvo altibajos a lo largo del partido.
Reuters/Steve Roberts
Si bien logró el resultado que necesitaba, no se lució de manera contundente. El mejor fútbol del conjunto árabe se vio apenas iniciado el encuentro, en los primeros veinte minutos, cuando propuso un juego dinámico y ofensivo que desorientó a la defensa de Pachuca. La clave estuvo en la buena distribución de la pelota por parte de Salem Al-Dawsari y Rúben Neves, dos de los futbolistas de mayor jerarquía y experiencia. A partir de esa sociedad en el mediocampo, Al Hilal consiguió atacar con insistencia por ambas bandas y generar situaciones de peligro.
Reuters/Steve Roberts
El único gol llegó producto de esa lucidez inicial: tras una jugada bien elaborada, Al-Dawsari filtró un pase preciso entre líneas para un Mohammed Al-Dawsari que picó al vacío con gran sentido de la oportunidad. El delantero, con sangre fría, definió con una sutil vaselina por encima del arquero rival. Una delicatessen técnica que desató la celebración del banco saudí y de los hinchas que acompañaron al equipo.
Sin embargo, la superioridad no se sostuvo. Aunque Pachuca ya se encontraba eliminado matemáticamente de la competencia, en el segundo tiempo mostró una actitud muy distinta: salió decidido a buscar el empate con mayor presión y agresividad ofensiva. El conjunto mexicano se adueñó de la pelota y se transformó en el que propuso el juego. Al Hilal, en cambio, retrocedió varios metros y apostó a la resistencia y la posibilidad de encontrar algún contraataque aislado.
Reuters/Steve Roberts
Durante largos pasajes del complemento, Pachuca obligó a que el arquero saudí se luciera con un par de intervenciones determinantes. También quedó la sensación de que, con algo más de precisión en los últimos metros, podría haber igualado el marcador y complicado el destino de Al Hilal en el torneo. Pero finalmente, la defensa árabe aguantó con orden y compromiso. Y cuando todo se terminaba, Leonardo selló el 2-0 definitivo que le dio tranquilidad.
La clasificación le plantea ahora un desafío monumental: en los octavos de final deberá enfrentarse al Manchester City, campeón de Europa y uno de los grandes favoritos a quedarse con el Mundial de Clubes. Para Al Hilal, el partido representa mucho más que un cruce eliminatorio: es la oportunidad de medirse ante uno de los mejores equipos del planeta y seguir alimentando un sueño que parecía imposible.
EFE/ Juan Ignacio Roncoroni