Más cerca de Los Carpenters que de los Gallagher: Oasis y un regreso en plan carmelitas descalzas

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Los Gallagher volvieron como dos Paul McCartneys o un par carmelitas descalzas. Hasta parecen haber sido educados en Cambridge. Cordiales, los Oasis son super buenos entrevistados, sonrientes y entrando al escenario de la mano. Liam 2025 canta precioso, Noel es re macanudo. Les sobra tiempo para firmar autógrafos y sacarse selfies. Deben juntarse a tomar el té con Morrissey.

Se acabaron los escándalos y, lamentablemente, Oasis sólo es noticia por lo que pasa con ellos arriba del escenario. Son más los Carpenters que los Gallagher. Regresaron de su tierna idea de finitud artística más sabios y más aburridos. Noel, delgadez a lo Mick Jagger, luciendo su chomba Fred Perry talle small. Y Liam, ex chimpancé propenso al vómito verde, ahora suscripto al footing y ferviente defensor de los derechos de los animales. Al borde de la Orden del Imperio Británico.

Consumimos imágenes a vertiginoso ritmo algorítmico: tocan de día, se muestran reconciliados, amables. Liam sabe sonreír, Noel va un streaming y detalla cuando se encontró con Bono de U2 y hablaron de la Cruz Roja. Son como el detrás de escena de una de Abbott y Costello.

Por alguna razón, que miles de otras personas podrán explicar, Oasis es el verdadero ganador de la música popular no trapera. Esa «batalla del Britpop» que lo ponía a rivalizar con Blur se transformó en un enfrentamiento mediático que ahora queda recontra ñoño y demodé.

Damon Albarn, líder de Blur, un muchacho académico que quiso estirar las fronteras algo zonzas del Britpop, acaba de rendirse ante la brutal evidencia: «Creo que podemos decir oficialmente que Oasis ganó la batalla, la guerra, la campaña, todo. Son los ganadores. Se llevan el primer puesto. Nuestras dos noches en Wembley quedarán eclipsadas por sus siete”.

La tregua de los ganadores del Britpop

Noel y Liam Gallagher. Parecía que los Oasis iban por caminos separados, pero se juntaron. Y en paz. Foto: Darryl Dyck/The Canadian Press vía AP

Lo que importa es que Oasis 2025 dejó de lado a los Hermanos Macana para regresarnos un par de exponentes domesticados que hacen sospechar de todo aquel ejercicio de rebeldía y décadas infames. Noel (58) y Liam (52) volvieron a trabajar juntos -tregua o vista gorda- en un escenario de Cardiff, Gales. Días atrás sellaron la paz apareciendo tomados de la mano. Se la levantaban uno a otro como en un empate de catch. Primera postal en 16 años.

Hasta acá, la vida de Oasis había sido una mezcla de buenos singles y declaraciones subidas de tono. La voz de Noel, cantando de a ratos, resultaba un bálsamo, te podía. Sin embargo, en su propia carrera solista –así como cuando tuvo que hacerse cargo del repertorio entero de la banda en el MTV Unplugged-, en continuado, la voz de Noel es un jarabe para la tos del hermano. El Alejandro Lerner de Todo a pulmón.

Si sus carreras por separado hubieran sido una redundancia, nos estaríamos quedando, sin dudas, con la de Liam. La voz principal de Oasis no parece haber extrañado (tanto) la matriz sonora del hermano. Lo que Liam pudo estar diciendo en todos estos años es que ser el vocalista de una banda como Oasis, ser el tipo que incrustó el punk en las canciones más pegadizas del mundo, no es joda, no se deja de lado así nomás.

Solista, Liam fue quien mejor trasmitió el legado de toda esta historia. Dicho de otro modo, uno y otro, quien más, quién menos, no hicieron otra cosa que pasarse la vida dignificando la estrofa, el puente y el estribillo.

Se repartieron una campaña global

A estadio lleno. Oasis, en Cardiff. A la argentina llegarán en noviembre de 2025. Foto: EFE / Raúl Bobé.

Cuando salió el primer disco solista de Liam (As You Were, 2017), Noel decía que Oasis no se iba a juntar nunca. Como respuesta, el menor declaraba ser el músico más importante de Inglaterra y alrededores. Cada uno por su lado no hicieron otra cosa que repartirse una campaña global. El rumbo no fue seguir sino multiplicar. ¿Para qué? Para que el relato dure. Así lograron amplificar la caja de resonancia de una misma obra.

Ambos llenos de artificios directos y radiantes, de lugares comunes consolidados y reconocibles que ojalá, Judas quiera, puedan repetirse ad infinitum. Repertorios semejantes y temas de Oasis pudiendo sonar indistintamente en cualquier de sus shows solistas. Oírlos por separado era adivinarlos juntos.

Y lo que siempre fue increíble, lo inédito, lo chocante, lo original y único, es que en donde otros puede ser “una canción de amor”, tratándose de ellos, lo primero que se piensa es en la relación fraternal.

Oasis volvió pero sólo conocemos los nombres de los hermanos. Es un dúo como los Rolling Stones o como Miranda! Se separaron y como corresponde a las separaciones rockeras, volvieron. Lo genial es que si en algún momento pudieron sonar medio ordinarios, hoy, ahora, en este exacto momento de la música popular, Oasis parece tener más música que nunca.

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