Efecto Shein: récord de rebajas en la liquidación de invierno y consejos para aprovechar

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«¿De este precio, tenés otras opciones?«, es una de las frases más escuchadas este invierno en los locales de la avenida Santa Fe. Las vendedores ya la conocen. Viene acompañada de una prenda arrugada por estar en la montaña de ropa o en un perchero atiborrado de colecciones anteriores.

Quieren algo distinto, pero igual. Quieren scrollear en vivo entre la ropa que está en liquidación.

Esa insatisfacción, inevitable, está marcando el ritmo de las rebajas en una de las avenidas comerciales más transitadas de la Ciudad de Buenos Aires. Es el «efecto Shein».

Clientes que se debaten entre poder comprar lo que quieren en el exterior, a muy bajo precio, con la condición de esperar unos 20 días hasta que llegue la bolsa desde China, o llevarse en el momento algo barato que, no siempre (o sí), es lo que se quería.

En esa lucha consumista, así y todo, el take away de ropa local le da un respiro a las bajas ventas. Con descuentos de hasta el 60%, los negocios buscan defenderse del avance imparable de las plataformas asiáticas y sus precios irrisorios.

La avenida Santa Fe vive esa pulseada diaria. El “efecto Shein” presiona desde los celulares, y los locales buscan no quedarse atrás. Cada cartel de “rebajas” es una señal de resistencia. Cada cliente que entra, una victoria.

Los negocios de ropa tomaron nota de los precios en Shein y salen a responder con liquidaciones. Foto Fernando de la Orden

En vacaciones de invierno, con más gente en la calle y familias dispuestas a gastar (con una ausencia casi total de turistas extranjeros un jueves al mediodía, y fuerte presencia de tonadas de todo el país), Santa Fe se llena de carteles rojos, ofertas urgentes y precios tachados.

Pero esta vez no es solo una liquidación de temporada. El “efecto Shein” ya se siente en los locales físicos. Y los está obligando a dar pelea con nuevas estrategias. Lo virtual de las gangas se volvió físico.

Sólo «en prendas seleccionadas», las marcas hasta volvieron a ser competitivas.

Cambios de hábitos (y un regreso vintage)

El contraste con Shein o Temu es directo. En un local porteño sin marcas, un jean puede costar $ 60.000, desde $ 90.000 si es de Levis y está en promo. En estas páginas, se consiguen por $ 7.999. Una remera básica que en Buenos Aires se vende a entre $ 30.000 y $ 40.000, en Shein está a $ 4.100.

La gente mira vidrieras con ofertas en avenida Santa Fe. Foto Fernando de la Orden

Por eso el remate es total en la avenida porteña.

En Renner, la cadena brasileña que ofrece la ropa más barata de la avenida Santa Fe, los jeans de esta temporada están $ 69.990, pero bajan a $ 42.420 si están en el perchero de saldos. Por la presión entre perchas, va costar separarlos para elegir. Es una verdadera montaña colgada de remanentes: pantalones denim cargo, estilo destroy (con roturas), mom (tiro alto) y wide leg (pierna ancha).

Pero en una de las mesas, con etiquetas naranjas chiquitas, hay jeans skynny por $ 24.000, y los azules más elastizados, por $ 15.000. En Le Utthe, hay pullovers de mujer finitos y de colores fucsia o verde loro por poco más de $ 19.000, también hay un buzo gris de hombre, sin estampado, por $ 12.000. Y los jeans, en talles medianos y grandes, están $ 25.000.

En Sweet la promoción es agresiva: FINAL SALE. Pero los pullovers están $ 99.999 y en 2X1, lo que equivale a comprarse entre 5 y 7 pullovers en Shein, que en promedio los vende a entre $ 15.000 y $ 20.000.

Camisas 2×1 en los negocios, aunque algunos dicen que compran 5 en la web por el mismo precio. Foto Fernando de la Orden

“Ya son los últimos días de rebaja y está funcionando. Igual se escucha todo el tiempo ‘Shein, Shein, Shein’”, dice la encargada de un local de marca media. “Vienen con la idea de Shein en la cabeza. No podés cobrarles el triple por lo mismo”.

Las promociones están por todos lados: hasta -60% dice Las Pepas y bajó sus camperas tipo puffer (infladas) de $ 349.900 a $ 249.999. «En Shein están a $ 69.000, pero no es esta calidad ni este diseño. Me parece bien este descuento», dice Nadia, de Córdoba, a Clarín, y paga en 3 cuotas.

En Zara, por ejemplo, hay remeritas casuales de verano, sólo negras y talles S, a $ 15.000. De muy buen hilo, con manguitas cortas y botones dorados, sólo en fucsia o celeste, a $ 29.000.

2X1 Final Sale: así se anuncia la liquidación en los negocios de ropa de Palermo. Foto Fernando de la Orden

Los percheros de descuento ya casi son pasando frente a la nueva colección, donde la prenda más económica esta $ 89.000. «La gente entra por las rebajas, pero ya no se va a reponer esos percheros, se remató”, cuenta una vendedora.

Una puffer negra, único modelo, talle XS, ahí está $ 139.000, y en el primer piso, en rebajas de hombre, un pollover pesado azul está $ 49.000, las camisas, color beige, a $ 39.000. También en saldo en ese sector, un sacón larguísimo de ultra calidad, está menos de $ 300.000 (estaba $ 415.990).

El regreso de los probadores

La postal se completa con un fenómeno estacional: el receso invernal. Hay más circulación en la ciudad, más turistas, más adolescentes paseando con sus padres. Y todos pasan, al menos una vez, por algún local de Santa Fe. Y tienen más tiempo de probarse ropa. Algo que no pueden hacer en Shein.

Los locales de chicos, también con ofertas de hasta el 50%. Foto Fernando de la Orden

“Nos está salvando el turismo interno. Viene gente de Córdoba, Mendoza, Tucumán. Se sorprenden con los precios, pero igual compran porque en sus ciudades no encuentran esta variedad”, dice una empleada de Portsaid.

En locales como Ver las clientas buscan los mismos ítems que ya vieron en la web antes. “Te piden cosas parecidas. Lo bueno es que acá se lo pueden probar”, cuenta Carla, de otra tienda de ropa urbana.

¿Qué conviene más: ir a un local o comprar online en China? En precio, no hay discusión. Shein (casi siempre) gana. Pero hay diferencias importantes: en los locales se puede probar la ropa. O al menos tocarla. No habrá sorpresas con los talles, ni la calidad.

Eso «es un montón» para Laura, de Barracas, que sale de Desiderata meneando bolsas.

La ropa de saldo se volvió protagonista adentro de los negocios. Foto Fernando de la Orden

«Necesitaba un (pantalón) sastrero, lo vi en la web a $ 54.000, estaba a buen precio por esa calidad, y viene para poder probármelo. Mirando las rebajas, me terminé llevando uno de la temporada anterior más una babucha roja, por $ 49.000, y me los pude probar para decidir llevarlos», cuenta a Clarín.

Laura dejó de ir a comprar a la avenida Avellaneda, en Flores, justamente porque la mayoría de los negocios no tiene probadores. «Con Shein no me animaría a comprarme un pantalón. ¿Y si me queda mal?», cuestiona.

La confección local, muchas veces, es más duradera. Aun así, el consumidor promedio hace la cuenta, y elige la cantidad.

La ventaja de ir a un local es poder probarse la ropa y comprobar la calidad. Foto Fernando de la Orden

“Prefiero comprar cinco cosas en Shein que una acá. Si algo no me gusta, no me salió nada”, dice Marina, de 27 años, mientras mira una campera en un local de Santa Fe al 1800.

Aprovechar el take away de las liquidaciones

Los talles se agotan rápido en todas las prendas con descuento. Lo ideal, si hay tiempo o vacaciones, es ir bien temprano (la mayoría de los locales abren entre las 9 y las 10). Y es mucho más sencillo revisar percheros de lunes a viernes, que en los próximos fines de semana.

Si la idea es hacer muchas compras, o comprar varias prendas en el mismo negocio, hay locales que ofrecen rebajas extras por pagar en efectivo.

Los carteles de rebajas se ven en casi todos los locales de la avenida Santa Fe. Foto Fernando de la Orden

Comparar online desde el celular y retirar en tienda puede servir, porque algunas marcas igualan los precios, y al llegar se puede usar el probador.

Muchas tiendas -de marca o no-, también publican ofertas exclusivas en Instagram, que no figuran en los carteles.

El mejor tip está oculto: por el efecto Shein, el consumidor, en el medio, se volvió más protagonista. Tiene más información, tiene más opciones, y por primera vez en mucho tiempo, tiene más poder para elegir.

MG

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