Juan Luppi: Mi apellido me colocaba en un lugar de expectativa

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Es tercera generación de intérpretes, que se inició con su abuelo Federico Luppi, continuó con su padre, Gustavo y ahora es Juan, el heredero. Luego de varios trabajos como actor hizo su debut como adaptador, traductor y director con el espectáculo Mucha mierda. Se da los jueves las 20.30 en El Tinglado (Mario Bravo 948) donde comparte escenario con Maximiliano Zago, sumándose en alguna secuencia su hermana, Josefina Luppi y Chiara Sofía Pelloni.

Entre los espectáculos en que actuó está La oscuridad de la razón de Ricardo Monti con dirección de la debutante Virginia Innocenti, acompañó a su padre en Hombres y ratones, de John Steinbeck e integró los elencos de Toc Toc y Jauría.

—¿Cómo llegaste a traducir y adaptar este texto?

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El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

—En España tuve experiencia como agente literario y pude conectarme y acceder a distintos autores. Así fue que me pude conectar con Ben Ashenden y Alex Owen, que integran una agencia británica muy grande. Leí el texto en inglés y aún con toda la distancia que hay con el idioma, el humor, la idiosincrasia y el estilo de los británicos me gustó. El texto es brillante y muestra dos generaciones de comediantes.

—¿Siempre incorporan a alguien del público? En el estreno estuvo tu tío, Boy Olmi…

—En cada función habrá un actor invitado, pero lo puede hacer cualquiera, subir al escenario. El chiste está en que algún espectador inocente va a ayudar a estos cómicos de cuarta que se pierden la posibilidad de ser ayudados y se enredan en el caos de la obra. Me enamoré mucho del texto, me entusiasmó y me despertó el deseo dirigirla porque era la única manera que tenía de hacerla. La traduje y el humor cambió.

—Aparecen distintas generaciones de intérpretes…

—Para mí es un homenaje a todo el teatro. Primero habla de la condición humana y de la necesidad de triunfar. Hay dos generaciones de actores, los jóvenes y los viejos que no quieren perder aquel brillo que tuvieron, quieren recuperarlo a toda costa. Y ambos se traicionan para eso. También habla de una de una tradición de teatro que todo el tiempo parece que está cambiando y ahí lo relaciono conmigo y con mi historia. Pienso en la generación de mi abuelo, en la de mi padre y en un tipo de teatro que a mí me formó, cuando quería ser actor o cuando empecé a pensar en esto.

—¿El espectáculo contiene varios estilos?

—Roza el clown, aparece en un momento el musical y después una lógica más cercana al infantil y a los dibujos animados. Todo anclado en la comedia, me parece que todo esto me enamoró de la obra. El espectáculo se mueve por distintos géneros o por territorios que todo tiene que ver con el teatro y con mi vida. Soy un actor de treinta y cinco años que quiere significar. Rodolfo y Nino son dos personajes grotescos absolutamente alejados de la realidad, sin embargo, en estos viejos también estoy. Dentro de mí está Federico Luppi, Augusto Fernandes, Les Luthiers o Antonio Gasalla. Todos me marcaron y me inspiraron.

—¿Te complicó el apellido Luppi?

—Internamente sí y externamente a veces, pero creo que me ayudó. No estoy seguro.

Para lo bueno y para lo malo. Sentí prejuicio o predisposición de entrada por el apellido. Pero no me quiero victimizar porque muchas veces me abrió puertas. Mi apellido me colocaba en un lugar de expectativa.

—¿Cómo hace un actor para sobrevivir?

—Uno vive el día a día, con sus pequeñas alegrías, pero cuando pienso la angustia es espantosa. El consuelo es pensar que la cultura vive adentro de cada uno. Nosotros vamos a poder sobrevivir leyendo libros, escuchando música y haciendo teatro.

España, Axel de la Iglesia y Messi

A.S.

Fue una decisión de su madre (Mariana Olmi, hermana del actor Boy Olmi) la de llevarlos a Madrid. Allí en el 2001 llegó Juan Luppi siendo pequeño, pero casi inmediatamente empezó a actuar. Integró el elenco de una serie muy popular en España: Los Serrano que tuvo varias temporadas. Tenía experiencia como actor ya que formó parte de Verano del 98 en la TV argentina. Recuerda: “Le pedí a mi mamá que me lleve a hacer un cásting, porque quería actuar con la buena suerte o el golpe de destino que quedé. Como además estudiaba música, me quería comprar un saxofón con mi plata. La serie tuvo mucho éxito y duró varios años, en un punto me cambió la vida. Fue una bisagra”.

Sorprende cuando relata que filmó con el cineasta Alex de la Iglesia: “Lo admiro mucho y había visto todas sus películas. Hizo una película medio documental, medio ficcionada sobre Messi, mezclaba imágenes de archivo y necesita la voz de un argentino que pudiera hacer de rosarino. Trabajé con Alex en un estudio de doblaje. Tuve mucho material para imitarlo. Fue un regalo y una experiencia maravillosa”.

Finaliza con sus recuerdos en España: “Armé un editorial para editar muchos libros teóricos sobre teatro. Conocí un poco el mundo editorial y el de la distribución de textos. Cuando me vine a vivir a Buenos Aires empecé en el teatro independiente. Toda esa experiencia como editor me sirvió para saber de contratos, traducciones, adaptaciones y derechos de autor. Incluso trabajé unos años con Yasmina Reza”.

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