Según los historiadores, Justo José de Urquiza fue el primer presidente argentino que contó con un compañero perruno. La mascota, llamada “Purvis”, lo acompañó en momentos claves como la Batalla de Caseros y su imagen fue inmortalizada en grabados históricos. A partir de ahí muchos presidentes seguirián el mismo habito de tener un amigo fiel de cuatro patas.
Juan Domingo Perón cultivó desde siempre una relación cercana con sus caniches: Tinolita y Monito fueron sus inseparables, seguidos por Negrita, Canela, Puchi y Tinola. De hecho, durante su exilio en España mantuvo ese vínculo tan fuerte que pidió a una joven cuidadora que los protegiese, y luego los llevó consigo a Caracas. Cuando Canela falleció, decidió enterrarla bajo un árbol con una lápida que rezaba: “Canela. El mejor y más fiel de los amigos” .
Arturo Illia, quien gobernó entre 1963 y 1966, también tuvo perros presidenciales: Mandinga y Odradek. Este último tuvo la curiosa anecdota que interrumpió la boda de la hija del Jefe de Estado al comerse unos cisnes en la Quinta de Olivos.
Pocos años atrás, Néstor Kirchner tuvo como mascota a Alex, un bóxer que lo acompañó hasta su muerte; Cristina Fernández lo sepultó en los jardines de Olivos, donde vivía . Ella misma mostró públicamente a varias de sus mascotas: Simón (un mucuchíes regalo de Hugo Chávez), la caniche mini Lolita, la boxer Martita, y otras como Rosita, Kila y Vito.
Mauricio Macri llamó la atención con su perro Balcarce —adoptado de un refugio— que incluso se sentó en el sillón presidencial, algo inédito hasta entonces . Posteriormente, Alberto Fernández presentó a Dylan, un collie “nacional y popular” que tuvo una fuerte presencia en redes sociales incluso con su propia cuenta en Instagram, e inspiró estatuas junto al mandatario en plazas como Formosa.
Sin lugar a dudas, Javier Milei ha llevado el protagonismo de sus perros a otro nivel. Adoptó a Conan, un mastín inglés, en 2004 y lo definió como su “hijo” y su confidente más cercano. Tras la muerte de Conan en 2017 por un cáncer medular, decidió clonarlo. En 2018 llegaron cuatro “nietitos”: Milton, Murray, Robert y Lucas, todos clones de Conan y bautizados con nombres de economistas –Milton Friedman, Murray Rothbard y Robert Lucas– que él admira. Lo más extraño de este vinculo, certificado por varios testigos que conocen al presidente, es que su dueño asegura que Conan todavía se comunica después de muerto.
Milei sigue incluyendo a Conan, por lo que se considera con cinco mascotas. Hasta mandó grabar sus cabezas en el bastón presidencial. En una entrevista reciente los presentó públicamente, acompañado por su hermana Karina y su nuevo perro Thor, un boyero de Berna rescatado, en un programa de mascotas donde incluso donaron fondos para refugios.