En medio de las tensiones preelectorales, la crisis de denuncias de corrupción y variables financieras en rojo, el silencio sobre la postura del staff técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la nueva estrategia cambiaria definida por el Gobierno de Javier Milei, con intervención directa del Tesoro para evitar una disparada del dólar, dejó muchas dudas, pero también varias certezas. En el Palacio de Hacienda perjuran que existió un guiño de parte del organismo multilateral de crédito para romper con el acuerdo y operar adentro de la banda cambiaria, pero en Washington siguen de cerca la demanda intervencionista y preocupa el día después de las elecciones bonaerenses.
Fuentes con sede en Estados Unidos, consultadas por PERFIL, confiaron que por estas horas se debate la postura que el FMI tendrá ante un shock de desconfianza y de demanda devaluatoria si es que el Gobierno sufre una fuerte derrota, alejada de los planes iniciales planteada por los libertarios en provincia de Buenos Aires. La referencia no es el empate técnico que Milei planteó en el cierre de campaña bonaerense, sino las encuestas que les hicieron llegar funcionarios que muestran una victoria del peronismo con una distancia del 5%. Otra que maneja el Gobierno de Axel Kicillof estira la ventaja hasta casi los 9 puntos, en un cuadro unificado del territorio más grande del país.
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“Hasta ese margen, el efecto puede ser controlable. Pero si el combo de las últimas semanas hizo mella en el electorado y pierde por mayor margen, el Gobierno puede enfrentar una corrida cambiaria y debería usar muchos dólares para mantener el tipo de cambio. Ahí la paciencia del FMI encontrará límite”, confesó la fuente consultada, que mantiene vínculos directos con la sede del Fondo en Washington.
¿Vuelve el cepo o se libera el dólar?
Sucede que el poder de fuego del Gobierno es limitado, aunque no es extremadamente bajo. Sin embargo, no podría resistir una corrida cambiaria entre ambas elecciones. Lo cierto es que el FMI no podría obligar a Luis Caputo a seguir sus recomendaciones, pero sí estaría en condiciones de replantear el plan poselecciones de octubre, debido a la necesidad de la Argentina de contar con el nuevo desembolso de USD 1.000 millones, como parte del préstamo de USD 20.000 M, luego de haber recibido ya USD 14.000 M.
Según pudo saber PERFIL, el escenario planteado se divide en dos esquemas cambiarios: el retorno del cepo cambiario, para cuidar las reservas internacionales del Banco Central con un control extremo, a pesar de las promesas libertarias; o la eliminación de la banda de flotación del tipo de cambio y dejar que el mercado ponga libremente el precio del dólar. “Si hay una corrida, el FMI diría que saquen las bandas y no que pongan restricciones”, sentenció una fuente que conoce el accionar del organismo multilateral de crédito.
Tesoro y reservas del BCRA: bolsillos de un mismo pantalón
El exdirector ejecutivo del FMI e integrante del staff de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Héctor Torres, descreyó del visto bueno del Fondo para que el Gobierno intervenga en el mercado de cambios y planteó la teoría de los bolsillos de un mismo pantalón para demostrar que el uso de divisas termina siendo parte de la solvencia del Estado, ya sea vía Banco Central o Tesoro.
“El argumento de que el Gobierno está comprando pesos con dólares del Tesoro y no con dólares del BCRA es absolutamente irrelevante. El Tesoro y el BCRA son bolsillos de un mismo pantalón, y los dólares que venden son fungibles, y ya sean del Tesoro o del BCRA, ambos son parte de las reservas”, comentó a PERFIL.
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Torres sostuvo que “el programa es muy claro sobre la necesidad de evitar las ventas de divisas dentro de la banda” y señaló que en el “párrafo 23 de la Primera Revisión establece que ‘dentro de las bandas se evitarán las ventas de divisas’”.
“Las compras de divisas dentro de las bandas siguen siendo esenciales para facilitar la acumulación de reservas y la reducción del riesgo país (…). El BCRA deberá desempeñar un papel más activo en el proceso de acumulación de reservas, incluyendo la compra de divisas a través de un calendario predecible (como se hace en Chile, Colombia y México, en el contexto de sus respectivos regímenes de tipo de cambio flexible)”, citó Torres al último acuerdo.
El plan, el Excel y la política
El economista y asesor financiero en Nueva York Javier Timerman dijo que “cuando un Banco Central o el Tesoro de un país decide intervenir para defender la moneda es un signo de alerta, de turbulencia, de que algo no está bien y eso es lo que está pasando acá”. “Crea no solo incertidumbre, sino también preocupación, de que incluso con tasas tan altas, que es una forma de intervenir en el mercado, el Gobierno y el Banco Central tienen que salir activamente a defender, pero esa defensa tiene un límite porque hay cierta cantidad de dólares en el Banco Central. Claramente preocupa y no es un signo positivo”, sostuvo.
Timerman planteó, en entrevista con este medio, que el contexto electoral, con la crisis de los audios con presuntos hechos de corrupción, es un combo que puede hacer mermar la popularidad del Gobierno. “Para los mercados, los planes económicos no son un Excel. Sino que están atados a una realidad política y social”, aclaró.
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“El Gobierno tiene cierta capacidad para implementar un plan económico, pero también tiene que lidiar con otras cuestiones políticas y sociales. Por eso, todo este contexto genera preocupación. Hay elecciones, hay merma de popularidad en el Gobierno, hay un clima más tenso en los mercados, alta volatilidad en la tasa de interés que genera recesión y que vuelve a afectar a la baja la popularidad. Es un conjunto de factores que se retroalimentan entre sí para generar desconfianza”, enfatizó.
El FMI y las elecciones
Claudio Loser, otro exintegrante del staff del FMI, sostuvo que “Milei y Caputo están mirando en el corto plazo, de acuerdo a sus necesidades, para que no se corra el dólar demasiado y que no gasten reservas”, y admitió que “el Fondo aceptaría este tipo de intervención, siempre que sea menor en el mercado o que se tranquilicen un poco los ánimos”.
“De todas maneras, el Fondo puede poner presión, pero no puede apretar y decir que no usen la plata hasta tanto se llegue a la revisión. En el período intermedio, el Fondo puede decir ‘si ustedes hacen esto puede haber problemas’; pero, en la práctica, el Fondo va a esperar qué pasa con las elecciones del domingo que viene, qué pasa con las elecciones nacionales y después de eso se verá cómo se arregla”, afirmó Loser, en diálogo con PERFIL.
ML