Una selfie con la Mona Lisa

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Torpes hubo siempre, pero la ola de torpeza vivida en algunos museos europeos tiene una causa común: el celular. En la Galería Ufizzi de Florencia, un hombre chocó de espaldas con un cuadro y lo dañó. En el Palazzo Maffei de Verona, un visitante rompió una silla cubierta de cristales de Swarovski al intentar el chiste de filmarse sentado. Hay demasiados turistas con demasiados teléfonos.

“El problema de los visitantes que acuden a los museos para hacer memes o tomar selfies para las redes sociales es galopante”, lamenta el director de los Ufizzi. Mientras tanto, en el Louvre planean mudar a la Mona Lisa fuera del museo; su salón se convirtió en una misa de selfies con cientos de personas que se miran a sí mismas poniéndose de espaldas el cuadro.

Sujetos que van al museo en busca de una experiencia narcisista: plantarse ante un cuadro para decirnos “YO estuve acá”. Es lo contrario de la verdadera experiencia de contemplación: acercarnos a una obra de arte, para perdernos a nosotros mismos en ella. ß

Algo más…

El interior del Museo del Prado es uno de los pocos lugares en los que está prohibido sacar fotografías. Su director, Miguel Falomir, considera que esto es un lujo que mejora la experiencia de la visita. Y agrega que “no ves gente de espaldas a las obras, algo que sí ocurre en el resto de los museos”. ß


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