Las tres obras fundamentales de la literatura gauchesca: Martín Fierro (José Hernandez), Santos Vega (Rafael Obligado) y Juan Moreyra (Eduardo Gutierrez) junto a las obras de ese periodo: Facundo (Domingo Faustino Sarmiento), Amalia (José Mármol) y El Matadero (Esteban Echeverría) inauguraron en el siglo XIX la literatura nacional. Desde entonces y hasta hoy se han sucedido al menos 6 generaciones de escritores y escritoras argentinas que han llevado a esta literatura hasta lo más alto de las letras hispano-americanas o de lengua castellana (española). Con Jorge Luis Borges en el cenit de la literatura mundial (con un premio nobel negado insidiosamente) las letras argentinas siguen recorriendo el mundo a 39 años de su muerte y con un éxito increíble. Pero, aunque parezca inaudito, la actual generación de autores y autoras es víctima de virulentos ataques por parte de los libertarios y su ejército de trolls en un sinsentido que desconcierta y a la vez produce más y más odio mostrando lo irracional, lo abyecto y lo decadente de la “batalla cultural” que no es otra cosa que la destrucción de la cultura por parte de un gobierno que pretende instalar una sociedad sin memoria, sin crítica y sin resistencia; una sociedad a imagen y semejanza del dios del mercado y el establishment capitalista; una sociedad colonial sometida al imperialismo norteamericano y sus aliados, sin soberanía y poblada de esclavos y semiesclavos pobres e indigentes que nutran al 1% poseedor de todas las riquezas.
Premiados en el mundo, denostados en Argentina
Empezando por Cesar Aira, el escritor más prolífico vivo de Argentina y uno de los más productivos en Latinoamérica, que ganó recientemente el premio Finestres en España, siguiendo por Guillermo Saccomano, uno de los mejores cuentistas del país que ganó el premio Alfaguara 2025 (el segundo más importante en lengua española) y llegando hace poco a ganar, la escritora Gabriela Cabezón Cámara, el premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela “Las niñas del naranjel”, las y los escritores argentinos tienen una destacada performance en Europa y el mundo. Mariana Enriquez quizas la más notable escritora de la actualidad de esta parte del planeta ya ha recibido el célebre premio Herralde en 2019 por Nuestra parte de la noche y el premio Donoso en 2024 por Un lugar soleado para gente sombría. Y así la lista sería larga, incluyendo a Samanta Schweblin, a Luciano Lamberti (premio clarín 2023), Dolores Reyes (por Cometierra), Federico Falco, Eduardo Sacheri (co-participante del Oscar en 2010 con El secreto de sus ojos), Claudia Piñeyro, etc., todos premiados.
Sin embargo, tanto el ajuste hacia el área de la cultura en general -con la eliminación de todos los subsidios y presupuestos de las actividades culturales- y hacia el área literaria en particular, como las declaraciones hostiles de Milei y sus funcionarios hacia los escritores, las librerías e incluso editoriales independientes que, no obstante ser negocios privados no pertenecen al “gran negocio editorial”, son funcionales a establecer un nuevo régimen político autoritario y represivo y un nuevo estado social donde se sumerge en la pobreza a más del 40% de la población y al 70% de niños y niñas. La eliminación del Programa Sur, una política pública implementada desde febrero de 2009 y que subsidió la publicación de más de 1.800 libros de autoras y autores argentinos en más de cincuenta idiomas es, sin duda, uno de los golpes más duros al sector de la letras y a la intelectualidad argentina. La Dirección de asuntos Culturales (DiCul) que gestiona el programa recibía desde su inicio la cifra de 320.000 dólares anuales y en la actualidad recibe menos de 20.000 dólares anuales.
Según Página 12: […] La escritora, librera y gestora cultural Paula Vázquez, exdirectora de Asuntos Culturales, dice que “el único motivo para reducir una inversión que vuelve varias veces multiplicada es la ignorancia”. “Al gobierno de Milei la cultura le parece un curro y un gasto superfluo básicamente porque está integrado por funcionarios que no tienen consumos culturales en sus vidas personales y en sus vidas profesionales no conocen cómo funcionan las industrias culturales, la cantidad de trabajo y recursos que generan” […][1]. Más allá de que en este espacio y desde nuestra perspectiva socialista la cultura no solo debiera ser una cuestión de Estado sino además ser gestionada colectivamente por sus protagonistas: los trabajadores de la cultura, de las editoriales y los autores y autoras, está claro que este gobierno va en la dirección contraria y no solo en un recorte que ya de por sí es brutal sino en un camino de destrucción aberrante que hay que enfrentar y frenar con lucha y movilización.
No solo en este Programa Sur hubo recortes. El ataque de Milei a la literatura también se expresó en la Feria del Libro. En el portal BBC News Mundo (portal de la cadena británica BBC) afirma que: […] Además del campo científico, otro sector golpeado por los recortes ha sido el ámbito cultural. La Fundación El Libro, que organiza la prestigiosa Feria del Libro de Buenos Aires -que abrirá a finales de abril- informó que la Secretaría de Cultura no alquilará un pabellón, como era tradicional, y -por primera vez en la historia del evento- tampoco enviaría a un representante al acto de inauguración. […][2]. A su vez en La Nación una nota referida a los ataques de Milei a la comunidad LGBTQ+ durante sus declaraciones en Davos (febrero 2025) se expresó la opinión del Centro PEN Argentina[3] y Perfil hizo lo propio con el Centro PEN Internacional: […] La comunidad global de escritores PEN Internacional, creada en 1921 para proteger la libertad de expresión y promover la literatura, expresó que durante los primeros seis meses de mandato de Javier Milei como presidente se registraron amenazas contra los derechos culturales y ataques contra la prensa. En un texto publicado en su página oficial, pidieron que se fomente “un ambiente donde los escritores y periodistas puedan realizar su vital trabajo sin obstáculos”. La publicación se dio a conocer este 7 de junio, con motivo de la celebración del Día del Periodista en Argentina. “Los escritores y periodistas no deben dejarse intimidar. En PEN Internacional, nos mantenemos firmes en la defensa de estas libertades fundamentales”, sostuvo Burhan Sonmez, presidente de PEN Internacional […][4].
Está claro: Milei y su banda de liberfachos odian los libros. Odian a los escritores y escritoras. Odian la literatura. Quizás no tuvieron infancia.
La “batalla cultural” y la guerra de nervios
Desde su llegada al poder, y antes también, Milei anunció su famosa batalla cultural. Y así como durante más de cuatro décadas se sostuvieron determinados principios fundantes de una democracia burguesa insuficiente e incompleta y estos fueron resultado de la rebelión popular que tiró abajo la dictadura militar en 1982, Milei intenta dar vuelta la tortilla inculcando a todos y especialmente a los jóvenes que los males de la Argentina son resultado de 40 años de “Socialismo”. Extraña visión de la historia la del liberfacho porque hasta aquí gobernaron la UCR, la Alianza -compuesta por UCR y Frepaso-, el PJ en todas sus versiones: neoliberal con Carlitos Menem y populista o posibilista con Néstor y Cristina y decadente con Alberto Fernandez y Massa y por último Cambiemos, el engendro de Macri con el Pro, la UCR y otros socios menores: NUNCA gobernó la izquierda. Si los males de la Argentina se deben a los “zurdos” y los “kukas” no se entiende porque en un año y medio de gobierno las cosas van de mal en peor en materia social pero también económica. Pero si este intento de amalgamar partidos y frentes políticos patronales con la izquierda y el socialismo es de por sí una maniobra tramposa y mal intencionada, más aún lo es identificar a la cultura en general y la literaria en particular con “los zurdos y los kukas”. La gran comunidad de escritores y escritoras de Argentina despliega una amplia variedad o diversidad política e ideológica. El arco político es amplio pero todos confluyen en defender las libertades democráticas sin que esto necesariamente signifique un cheque en blanco para esta democracia burguesa que no garantiza ni aun en sus versiones “nacionales y populares” las necesidades del pueblo y de la clase trabajadora, de los jóvenes, las mujeres y los desocupados y sectores sociales sumergidos en la pobreza más honda.
Sucede que Milei y su séquito no pueden -justamente porque la revolución democrática de las masas que derribó a la dictadura no lo permitieron hasta hoy- censurar abiertamente como sí lo hacían los milicos. Pero este cambio de régimen de la clásica democracia para pocos a un régimen autoritario, represivo, entreguista y colonial necesita suprimir las voces que puedan denunciar o estimular la conciencia social, la memoria, la verdad y la justicia. Y sino pueden poner a un Tato[5] al frente de una censura libertaria, sino pueden directamente prohibir libros, películas y obras de teatro, sino pueden amenazar de muerte o matar escritores como a Rodolfo Walsh[6] y Haroldo Conti[7], entonces los matamos de hambre, los excluimos del presupuesto social y además los denostamos como “kukas y zurdos”. Una guerra de nervios para que la autocensura y autoexclusión operen. No lo han logrado ni lo lograrán pero dan batalla. He aquí toda la ciencia funesta de la propaganda cultural de la Libertad Avanza.
Una cultura de trogloditas y zombies
Al escuchar declaraciones de Milei, Adorni y otros funcionarios sobre la cultura por momentos se tiene la sensación de que el país ha sido invadido por zombies que carecen de alma, de cualquier tipo de sensibilidad social y cuya crueldad psicopática remeda a la célebre serie de TV Walking Dead. El intento de destruir la cultura revela lo peor de la decadencia capitalista y la deshumanización de la política se observa con soberana claridad en el ataque al Hospital Garrahan donde ninguna campaña sucia de desprestigio pudo vencer el apoyo social a esa lucha emblemática. Pero no se trata solo de locos o desalmados. Se trata de un plan siniestro y sistemático para sumergir a las y los trabajadores en la esclavitud para que se multipliquen las ganancias de la multinacionales, se hagan pingües negocios con el extrativismo y el negocio agrotóxico, se entregue todo el patrimonio nacional al amo imperialista y se apoye (con negocios inclusive) al Estado genocida de Israel. Por eso más que nunca defender la cultura, defender la literatura, el arte como lo hicieron los actores y actrices contra el cierre del Instituto Nacional del Teatro y otras manifestaciones similares es imprescindible.
Manifestarse por un arte revolucionario
Sin duda allá por 1924 cuando André Bretón, poeta fundador -junto a otros- del surrealismo ante el avance del fascismo, el estalinismo y el imperialismo, publicó el Manifiesto Surrealista[8] tenía claro que bajo el capitalismo o cualquier tipo de burocracia, el arte libre (única forma posible del arte) estaba condenado a perecer. Y luego cuando junto a Diego Rivera y León Trotsky publicó el Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente[9] sabía que el futuro del arte y de la humanidad sin la completa emancipación de la sociedad del yugo capitalista y de cualquier dictadura, sea del signo que sea, estaba hipotecado y solo con una profunda revolución podía garantizarse ese futuro. O sea con una revolución socialista. Hoy en este mundo donde crece la ultraderecha, allí donde gobierna y donde no también, la literatura y todas las expresiones culturales están sometidas y amenazadas. Un retroceso cultural que refleja la profunda decadencia del capitalismo en esta etapa domina la cultura en estos países.
Pero también crece la resistencia y la movilización contra estas políticas en lo social, en lo político y también en lo cultural. No es casual que cientos de escritorxs e intelectuales se manifiesten y/o movilicen en todo el mundo contra el genocidio en Palestina. Justamente esta masacre, este holocausto del siglo XXI muestra adonde va el mundo sino se termina con el capitalismo a escala planetaria. Para eso nos unimos y luchamos los escritores revolucionarios.
El arte es revolucionario por sí mismo. Por eso los Milei, los Trump, las Meloni, etc., le temen y lo atacan sin piedad.
Que el miedo a la locura no nos haga arriar las banderas de la imaginación (Bretón)
¡No permitamos que quemen los libros! ganemos las calles para defender la salud, la educación, el trabajo, el salario y también el arte y la cultura.
[1] https://www.pagina12.com.ar/724747-milei-y-un-ajuste-brutal-a-las-traducciones-de-escritores
[2] https://www.bbc.com/mundo
[3] https://www.lanacion.com.ar/cultura/escritores-e-intelectuales-repudian-las-declaraciones-de-milei-sobre-derechos-de-las-mujeres-y-la-nid25012025/
[4] https://www.perfil.com/noticias/internacional/a-31-pen-internacional-dijo-que-los-primeros-meses-de-milei-amenazan-la-libertad-de-expresion-y-los-derechos-culturales.phtml
[5] https://www.infobae.com/sociedad/2020/10/31/el-senor-tijeras-el-censor-de-la-dictadura-obsesionado-con-el-sexo-y-los-karatecas-al-que-sui-generis-le-dedico-una-cancion/
[6] Rodolfo Jorge Walsh Gill (Lamarque, Río Negro, 9 de enero de 1927 – Buenos Aires, 25 de marzo de 1977) fue un periodista y escritor argentino. Es reconocido por ser un pionero en la escritura de novelas testimoniales como Operación Masacre —considerada la primera novela de no-ficción— y ¿Quién mató a Rosendo?, aunque también sobresalió como escritor de ficción. (https://es.wikipedia.org/wiki/Rodolfo_Walsh)
[7] Haroldo Pedro Conti (Chacabuco, 25 de mayo de 1925 – secuestrado y desaparecido en Buenos Aires el 5 de mayo de 1976) fue un escritor, periodista y docente argentino, considerado uno de los escritores más destacados de la generación del sesenta junto con Rodolfo l Premio Casa de las Américas por su novela Mascaró, el cazador americano. (https://es.wikipedia.org/wiki/Haroldo_Conti)
[8] https://es.wikipedia.org/wiki/Primer_Manifiesto_Surrealista
[9] https://es.wikipedia.org/wiki/Manifiesto_por_un_Arte_Revolucionario_Independiente