Tarjetas de crédito y préstamos al rojo vivo: las supertasas golpean el bolsillo y anticipan más subas

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Las «tasas voladoras» habilitadas por el Gobierno para contener el precio del dólar ya afectan a la economía del día a día. Los costos de financiamiento se dispararon en las últimas jornadas, y volverían a hacerlo antes de fines de este mismo mes.

Los bancos dispusieron una fuerte suba en las tasas de interés de los créditos destinados a las familias y también para las empresas.

La disparada se dio luego del violento ajuste que tuvieron las distintas tasas de interés de referencia para el sistema financiero: los adelantos en descubierto para las compañías ya saltaron al 80% anual; un costo que debe compararse con la expectativa de inflación del 25%-27% para este año.

Hace un mes, ese costo se encontraba en el 37% anual.

Las supertasas impactan en las tarjetas de crédito

La utilización de las tarjetas de crédito para financiar el consumo se ha vuelto algo prohibitivo para el presupuesto de las familias. Pagar el saldo mínimo para refinanciar el resto de las compras luce inviable.

El costo financiero total (CFT) que cobran los plásticos van del 150% al 199% anual en bancos de primera línea.

En el caso de las cadenas de supermercados, que suelen ser dueños de financieras, los costos suelen empeorar.

En el caso de Coto, el CFT del pago en cuotas con sus tarjetas propias van del 150% al 154% anual. En Carrefour, el CFT asciende al 195,3% anual. El financiamiento en la cadena Jumbo -a través de Cencopay- tiene valores similares.

¿Qué pasa con los créditos personales que ofrecen los bancos?

El alza en las tasas de interés se vincula con la idea del Gobierno de contar con un esquema monetario muy contenido, con el objetivo de forzar una estabilidad del tipo de cambio y el mantenimiento bajo control de la inflación.

En el caso de las tasas de los plazos, el salto fue hasta el 45% anual en los casos de los bancos líderes del sistema.

La mayoría de los bancos privados tomaron nota de esta nueva referencia por parte del principal banco del sistema financiero, y elevaron el rendimiento de los plazos fijos para sus clientes.

En este contexto, los bancos públicos son los que tienen las líneas más baratas, aunque claramente bien por arriba de la inflación esperada.

Banco Provincia de Buenos Aires presta al 147% anual de Costo Financiero Total, mientras que el Banco Nación lo hace al 165% anual.

Las entidades privadas prestan a sus clientes a costos de entre 199% anual (Santander) al 271% anual (Banco Galicia).

Consumo y actividad: un golpe a la economía real

La súbita alza del costo del dinero es el correlato de la dinámica impuesta por el Gobierno.

«Los pesos no van a la calle, terminan en el Banco Central a tasa cero, y todo esto es producto del fuerte apretón monetario que viene haciendo el Banco Central», había anunciado hace algunos días el director del Banco Central Federico Furiase.

«El mandato principal de este Banco Central es que en ningún momento del tiempo sobre un peso, porque esa es nuestra herramienta para seguir bajando la inflación y sacando gente de la pobreza», completó Furiase.

Esta idea, para algunos extrema, de contener la emisión monetaria y el precio del dólar tiene un impacto inevitable sobre la actividad económica, con empresas que les resulta inviable el costo del financiamiento.

Luis Caputo dijo que esta estrategia debería llegar hasta las elecciones, e incluso mencionó que hasta después de ese evento, el Gobierno no volverá a comprar dólares en el mercado.

Los consultores económicos referentes en la City —desde Carlos Melconian hasta Miguel Angel Broda— advierten que la actividad económica se resentirá en los próximos meses, dada esta volatilidad financiera.

Los últimos indicadores sobre la economía real le están dando al Gobierno una realidad más dura que la esperada por los propios Caputo’s Boys.

El INDEC dio cuenta de un hecho trascendental a la hora de analizar el escenario económico: la industria mostró una contracción del 1,2% en junio respecto de mayo.

A lo largo del primer semestre del año hubo tres meses positivos y otros tres negativos. Así, la mejora del 7,1% interanual durante la primera parte del año no llegó a compensar el desplome del 16,1% del primer semestre de 2024.

La industria, con este retroceso, volvió a los niveles de marzo pasado.

En el sector de la construcción tampoco hay demasiado aire: en julio, el Índice Construya, que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado de los productos para la construcción que fabrican las empresas que lo conforman, registró una baja del 0,47% mensual desestacionalizada. La comparación interanual del índice registró una suba de 0,10%.

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