El presidente Javier Milei logró dejar a salvo en la Cámara de Diputados su veto a la ley que aumentaba las jubilacionesy frustró el plan de la oposición, que había avanzado un paso con la insistencia sobre la también vetada ley de emergencia en discapacidad, en una sesión muy tensa que, solo con ese resultado entre los múltiples temas de la agenda, le permitió una victoria parcial al Gobierno y con el tema cuyo impacto fiscal más le preocupaba.
Los bloques Unión por la Patria, Democracia para Siempre, Encuentro Federal, Coalición Cívica y algunas de las bancadas provinciales -alineadas con gobernadores independientes- alcanzaron la mayoría de dos tercios con 172 votos favorables sobre 247 presentes y aprobaron así la insistencia en la ley sobre discapacidad, que actualiza el nomenclador para determinar el valor de las prestaciones.
Sin embargo, cuatro horas después no pudo repetir ese primer triunfo con el debate sobre la ley de aumento para las jubilaciones. Alcanzó 160 votos sobre los 249 presentes, lo que dejó en pie el veto de Milei. Hubo 83 negativos -del oficialismo y del PRO, principalmente- y 6 abstenciones que fueron clave: la oposición hubiera alcanzado los dos tercios exactamente con 6 votos más.
Cómo había adelantado este medio, la oposición estaba muy segura de alcanzar la mayoría para rechazar este veto puntual, que ahora el Senado tratará de voltear definitivamente. Incluso tuvieron una ayuda inesperada con el quórum de dos diputados de La Libertad Avanza (LLA), Marcela Pagano y Carlos D’Alessandro. Pero en algunos despachos había dudas desde el inicio sobre la posibilidad de ganar también la pulseada sobre jubilaciones.
¿Cómo logró Milei frustrar el rechazo al veto sobre jubilaciones?
La Casa Rosada empezó a retomar el contacto con distintos gobernadores en los últimos días para tratar de frustrar la sesión. Aprovechó el envión que le dieron los acuerdos electorales que cerró con algunos de ellos como Alfredo Cornejo (Mendoza) o Rogelio Frigerio (Entre Ríos).
Ambos ayudaron a través de los diputados que le responden, pero el que más colaboró con el Gobierno fue el gobernador de Misiones, Hugo Passalaqcua, o bien el verdadero jefe político de la provincia, el ya conocido Carlos Rovira. Y es que la clave para el oficialismo estuvo en las abstenciones y cuatro de ellas fueron de los diputados misioneros del bloque Innocavión Federal.
A ellos se les sumaron Marcela Antola (Democracia para Siempre) y también María Eugenia Vidal (PRO),quien a pesar de sus cuestionamientos al acuerdo de su partido con La Libertad Avanza, ayudó con su abstención.
Los bloques opositores que impulsaron la sesión lo veían venir. A medida que el debate se acercaba a su fin, los jefes de bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, y de Democracia para Siempre, Pablo Juliano, advirtieron el riesgo en el recinto. «Muchos de los que habilitaron el emplazamiento para este tema y los que habilitaron hoy el tratamiento ahora miran para otro lado».
Minutos antes de la votación, Martínez y otros como Fernando Carbajal (Democracia para Siempre) también aseguraron que había «aprietes de los gobernadores» sobre sus diputados para que no apoyaran la insistencia con la ley o «se vayan del recinto».
Hubo un intento del jefe del bloque UCR, Rodrigo de Loredo, para que la insistencia se votara por artículos en lugar de abarcar la ley en general. Los jefes de todos los bloques que impulsaron la sesión lo rechazaron. «Se vota para apoyar a los jubilados o se vota en contra», fue la frase que repitieron varios de ellos, mientras la situación les confirmaba que perderian.
La otra cara de la sesión: el Gobierno no pudo frenar el rechazo al veto sobre discapacidad
Con la oposición evalentonada tras la última seguidilla de derrotas que le asestó al Gobierno y una pérdida de aliados para LLA en el bloque UCR de Rodrigo de Loredo y otros, el oficialismo no logró evitar el primer golpe que implicó el rechazo al veto sobre discapacidad a pesar de la jugada de último minuto que ensayó al anunciar que «está considerando» otorgar un aumento para las prestaciones en discapacidad.
Frente al anuncio la mayoría de las reacciones mostraron desconfianza y sorna. «Ya es la quinta vez que escucho que están analizando, estudiando, evaluando…», expresó el peronista Daniel Arroyo. «Cínico», acusó Esteban Paulón, de Encuentro Federal. La jugada de Milei fracasó y la oposición avanzó.
«El Presidente se equivocó al vetar esta ley», fue una frase que se escuchó varias veces durante el debate por parte de distintos diputados, entre ellos Natalia Sarapura (UCR) y Carla Carrizo (Democracia para Siempre). Afuera del Congreso, mientras tanto, se manifestaban organizaciones que defienden los derechos de las personas con discapacidad.
La emergencia en discapacidad era solo una de las leyes vetadas por Milei que se pusieron a debate a lo largo de la sesión, que se preveía muy extensa. La oposición iba por otras tres: la que estableció un aumento de 7,2% para las jubilaciones y de $40.000 sobre el bono, la emergencia para Bahía Blanca y la restitución de la moratoria previsional. La oposición da por perdida ésta última y el oficialismo lograría sostener el veto.
No obstante el tema más complejo siempre fue el aumento jubilatorio. En algunos sectores del arco opositor había algunas dudas más sobre este tema. En uno de los bloques hacían cuentas y, ante una consulta de iProfesional, señalaron que no estaban seguros de alcanzar los dos tercios.
Lo que calculaban era que si los nueve diputados de la UCR que se abstuvieron en la media sanción se vuelven a abstener, no se llegaría a la mayoría necesaria. «Necesitamos que al menos se ausenten», señalaban en la oposición.
Buena parte del bloque de la UCR, con De Loredo a la cabeza apoyó la insistencia en el tema discapacidad con la excepción de los mendocinos alineados con el gobernador Alfredo Cornejo. A pesar de haber pedido un cambio de metodología en el tema de las jubilaciones, De Loredo votó en contra del veto.
La oposición había logrado habilitar con dos tercios el tratamiento del tema jubilaciones y sortear así una astuta maniobra del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, para tratar de salvar alguno de los vetos, pero además ganó confianza para la insistencia.
La jugada de último minuto del Gobierno para atenuar la derrota en Diputados
Durante la reunión de Labor Parlamentaria, una hora antes de bajar al recinto, Menem les avisó a los jefes de bloque que exigiría una mayoría de dos tercios para habilitar primero el tratamiento sobre tablas de cada uno de los vetos en discusión, como exige el reglamento para cualquier proyecto que no cuente con dictamen previo de las comisiones.
Para el oficialismo, las insistencias (o los vetos, según como se mire) debían tratarse como leyes y por lo tanto contar con un dictamen, que ninguno tenía. La oposición sorteó esta maniobra al habilitar el debate sobre discapacidad, lo que les allanó el camino para rechazar ese veto. Horas después, volvió a imponerse y abrió el debate sobre el aumento de las jubilaciones.
Lo que ocurre es que si no hay mayoría de dos tercios para habilitar el tratamiento de un veto, se infiere que tampoco se reunirá para rechazar los vetos. A la inversa es igual: si se alcanzó el número para abrir el debate debería estar también para ganar la votación. En el caso de la restitución de la moratoria previsional ya la daban por perdida desde antes, según confirmaron a iProfesional, pero en la ley sobre jubilaciones los números estaban finos.
Por eso, la oposición armó un «plan b». En uno de los bloques opositores adelantaron a este medio que si no lograran habilitar el tratamiento, buscarán aprobar un emplazamiento a las comisiones para ponerle fecha a la firma de los dictámenes y volver a tratar de rechazar el veto en otra sesión, posiblemente la semana próxima.
¿Cómo fue la estrategia de la oposición para avanzar con la discusión de los vetos?
El éxito o fracaso del plan opositor dependía «mucho de los heridos del cierre de listas», según reconocieron a iProfesional en las horas previas a la sesión fuentes que seguían de cerca el «poroteo» sobre los votos y el juego de las mayorías que se desató para esta sesión.
En efecto, en la oposición especulaban con que aquellos diputados que se hayan visto relegados en el armado electoral -miraban con especial atención al bloque del PRO- podrían llegar a apoyar el rechazo al veto sobre jubilaciones.
No obstante, para garantizarse el quórum apelaron a lo que algunos ya bautizan como técnica del «sánguche»: tratar los vetos por separado y meter entre uno y otro los proyectos que impulsaron los gobernadores para obligar a Milei a distribuir los Aportes del Tesoro (ATN) y el impuesto a los combustibles entre las provincias.
La idea detrás de ese esquema (que ya lo emplearon en un sesión anterior) era mantener el quórum toda la sesión y evitar que los diputados alineados con los jefes provinciales se vayan del recinto una vez que se aprueben esos proyectos que interesan a las provincias.
Pero los gobernadores que sellaron alianzas con La Libertad Avanza ya empezaron a retirarle apoyo a esas iniciativas y se inclinan a aceptar la contrapropuesta que hizo el oficialismo con un proyecto alternativo, que difiere el reparto de esos fondos para el fin del año fiscal.
Milei esperaba así recibir algo de ayuda en el transcurso de la sesión que armó la oposición, aunque necesitaría más porque en medio del temario también se coló el proyecto que modifica el reglamento de la comisión investigadora del caso $LIBRA a fin de ponerla en marcha y bajo la presidencia de un diputado opositor. El kirchnerismo ya se prepara para citar desde allí a Karina Milei y el tema inquieta a la Casa Rosada.
Para el Gobierno, el último recurso de Milei es no cumplir la ley
Además de esa argucia parlamentaria, la Casa Rosada se puso en contacto con algunos gobernadores para tratar de frustrar la sesión, aunque siempre manejaron la posibilidad de que nada funcione y que la derrota fuera inevitable. Finalmente no lo fue tanto, pero el Gobierno igualmente prefirió atajarse de antemano.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, afirmó que la administración de Milei «no podrá cumplir» con las leyes que la oposición busca reinstalar, puntualmente los proyectos de emergencia en discapacidad y el aumento de las jubilaciones, que son los que tendrían un impacto fiscal real a diferencia de la asistencia para Bahía Blanca, que el Ejecutivo ya pagó.
Según explicó, la falta de recursos imposibilita responder a esas obligaciones. También calificó a la estrategia opositora como «absolutamente política» y vinculada a la campaña electoral. «Ven que estamos fuertes en el consenso popular y quieren horadar esa base».
«El veto del Presidente fue respaldado con una argumentación de 30 páginas, ir sin dictamen me parece poco serio», sostuvo Francos en declaraciones radiales. «Si volvemos a la etapa kirchnerista, donde todo se resolvía con dinero imaginario, volverá la inflación. La gente quiere estabilidad, no inflación», agregó.
En esa línea, el jefe de Gabinete defendió el programa económico del Gobierno y, ante la acusación de «cruel» que la oposición le hace insistentemente a Milei, respondió: «No hay mayor crueldad para los más carenciados que la inflación».